ACATISTO A NUESTRO
PADRE
SAN MARTÍN EL
MISERICORDIOSO, OBISPO DE TOURS
Sacerdote: Bendito sea
nuestro Dios ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Si no hay
sacerdote: Por
las oraciones de nuestros Santos Padres, oh Señor Jesucristo, Dios nuestro, ten
piedad de nosotros. Amén.
Gloria a ti, Dios Nuestro, Gloria a
ti.
Rey Celestial, Consolador, Espíritu
de la Verdad, que estás en todo lugar, y que lo llenas todo, Tesoro de bienes y
Dador de la vida, ven y haz de nosotros tu morada, purifícanos de toda mancha,
y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
L. Santo Dios…,
Gloria al Padre…, Santísima Trinidad..., Kirie eleison (3 veces), Gloria
al Padre…, Padre nuestro…,
S. Porque tuyo es el
reino y el poder, Padre Hijo y Espíritu Santo ahora y siempre y por los siglos
de los siglos. Amén.
En el día de la
fiesta, se canta:
Tropario, tono 4º
Por tus señales y milagros eres célebre
en toda la Galia y por la gracia eres luz para todo el mundo, oh Martín,
bienaventurado de Dios. La limosna y la compasión llenaron de esplendor tu vida
y tus enseñanzas y consejos son un tesoro que dispensas generosamente a los que
te honran.
Gloria al Padre… Ahora y siempre…
Condaquio, tono 8º
Como devoto siervo de Dios,
proclamaste sus misterios y como vidente de la Trinidad, derramaste tus
bendiciones sobre Occidente. Por tus oraciones, oh gloria de Tours y de toda la
Iglesia, protégenos, oh San Martín, y salva a los que alabamos y celebramos tu
memoria.
Los demás días se
dicen los siguientes:
Ten piedad de nosotros, Señor, ten
piedad de nosotros, porque, aunque pecadores y privados de toda defensa, te
ofrecemos como a nuestro Dueño esta súplica: ten piedad de nosotros.
Gloria al Padre…
Señor, ten piedad de nosotros, pues
hemos esperado en ti; no estés airado contra nosotros, ni te acuerdes de
nuestras transgresiones, más vuélvete hacia nosotros, oh Bondadoso, y líbranos
de nuestros enemigos, porque eres nuestro Dios, y nosotros tu pueblo, la obra
de tus manos, y clamamos a tu nombre.
Ahora y siempre…
Ábrenos las puertas de la
misericordia, oh bienaventurada Madre de Dios, porque hemos esperado en ti; no
permitas que perezcamos, sino que por ti seamos librados de las adversidades,
porque eres la salvación del pueblo cristiano.
Kirie eleison (12 veces). Gloria
al Padre… Ahora y siempre…
Salmo
50
Ten misericordia de mí, Dios,
conforme a tu gran compasión · y conforme a la abundancia de tu piedad borra mi
iniquidad; aún más, límpiame de mi delito, · y purifícame de mi pecado. Porque
yo conozco mi delito, · y mi pecado ante está siempre ti. Contra ti solo he
pecado · y he hecho el mal contra ti, · para que seas justificado en tus
palabras · y triunfes cuando seas juzgado. Porque mira, entre delitos he sido
concebido, · y entre pecados me concibió mi madre. Así pues, mira, has amado la
verdad, · me has revelado las cosas oscuras y los secretos de tu sabiduría. Me
rociarás con hisopo, y seré purificado; · me limpiarás, y quedaré más blanco
que la nieve. Me harás oír alegría y regocijo; · se alegrarán los huesos
humillados. Aparta tu rostro de mis errores · y borra todos mis delitos. Crea
en mí, Dios, un corazón puro · y renueva en mis entrañas un espíritu recto. No
me arrojes de tu presencia · y no retires de mí tu Espíritu Santo. Devuélveme
la alegría de tu salvación · fortaléceme con espíritu de maestro. Enseñaré a
los transgresores tus caminos, · y los impíos volverán a ti. Líbrame de actos
sanguinarios, Dios, Dios de mi salvación; · se alegrará mi boca con tu
justicia. Señor, abrirás mis labios, · y mi boca anunciará tu alabanza. Porque
si hubieras querido un sacrificio, te lo habría dado; · no te contentarás con
holocaustos. Para Dios el sacrificio es el espíritu quebrantado, · el corazón
quebrantado y humillado Dios no lo despreciará. Haz bien, Señor, en tu
beneplácito, a Sion, · y sean construidas las murallas de Jerusalén; entonces
te parecerá bien el sacrificio de justicia, · ofrenda y holocaustos; · entonces
ofrecerán en tu altar becerros.
Salmo 69
Oh Dios, acude en mi ayuda. Que sean
avergonzados y confundidos los que buscan mi alma, · que se vuelvan atrás y se
avergüencen los que me desean desgracias, · que se vuelvan al instante
avergonzados los que me dicen: · «¡Bien, bien!». Que se alegren y se gocen en
ti todos los que te buscan, · y los que aman tu salvación digan siempre: «Sea
magnificado Dios». Más yo soy pobre y necesitado; oh Dios, ayúdame. · Mi
defensor y mi libertador eres Tú; Señor, no tardes.
Salmo 142
Señor, escucha mi oración, · atiende mi
súplica en tu verdad, · escúchame en tu justicia; y no entres en juicio con tu
siervo, · porque no será justificado ante ti ningún ser vivo. pues ha
perseguido el enemigo a mi alma, · ha rebajado a tierra mi vida, · me ha
sentado en tinieblas como los muertos de siempre; y mi espíritu se ha
angustiado por mí, · en mí se ha turbado mi corazón. He recordado días pasados
· y me he ocupado en todas tus obras, en acciones de tus manos me ocupaba. He
alzado mis manos hacia ti, · mi alma es como tierra sin agua para ti. Rápido
escúchame, Señor, · mi espíritu ha desfallecido; · no apartes tu rostro de mí,
· y me asemejaré a los que bajan a la fosa. Haz que pueda oír de mañana tu compasión,
· pues en ti he esperado. · Dame a conocer, Señor, un camino, por el que
andaré, · pues hacia ti he levantado mi alma. Líbrame de mis enemigos, Señor, ·
pues a ti he huido a refugiarme. Enséñame a hacer tu voluntad, porque Tú eres
mi Dios; · tu espíritu bueno me guiará en tierra llana. Por tu nombre, Señor,
me vivificarás, · en tu justicia sacarás mi alma de la tribulación; y con tu
compasión aniquilarás a mis enemigos · y destruirás a todos los que oprimen mi
alma; · pues siervo tuyo soy.
Gloria al Padre… Ahora y siempre…
Aleluya… (3 veces)
Creo en un solo Dios…
Condaquio I
Obispo del Señor venido de Panonia como el
sol peregrino de Oriente a Occidente y que brilló en la Galia, en ti brillo la
insigne virtud de los soldados de Cristo; por ello te cantamos:
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Icos I
Desde la niñez aspiraste a la Luz y a los
diez años entraste en el catecumenado. Huyendo del paganismo de tus padres
caminaste a la Jerusalén celestial donde habitas ahora lleno de gloria por lo
que te cantamos:
Alégrate, ramo de lirios puros.
Alégrate, brote temprano del Edén.
Alégrate, flor delicada de la fe.
Alégrate, santo preludio de nuestra
sangre.
Alégrate, eco sutil del Niño Rey.
Alégrate, impulso hacia el Reino
celestial.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio II
Tu padre quería que entrases en el
ejército, más rechazaste la vida de la milicia pues aspirabas a las realidades
celestes deseando unirte al ejército divino que continuamente alaba a Dios
cantando: ¡Aleluya!
Icos II
En contra de tu voluntad, fuiste
incorporado al ejército y lo aceptaste como una prueba venida de Dios. En tu
asueto practicabas la piedad purificando tu alma, cuerpo y mente para acercarte
al cielo y nosotros te cantamos:
Alégrate, arquero de los dones del
Espíritu.
Alégrate, valiente recluta del Señor.
Alégrate, fiel guardián de la fe.
Alégrate, heraldo de la Buena Nueva.
Alégrate, casto luchador del ascetismo.
Alégrate, glorioso soldado de la Iglesia.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio III
En la fortaleza de Amiens, te encontraste
un día gélido de invierno con un mendigo vestido con harapos y temblando de
frío. Con un golpe de espada cortaste tu manto y se lo diste al pobre alabando
a Dios y cantando: ¡Aleluya!
Icos III
Escoltado por sus ángeles, Cristo se te
apareció vestido con el manto que le habías dado y dijo: “Éste es el manto que
Martín me dio”. Contemplando esta visión gloriosa, te decimos:
Alégrate, pues fuiste digno de contemplar
a Cristo.
Alégrate, tú que diste todo a los pobres.
Alégrate, vivo ejemplo de la caridad.
Alégrate, tú que te despojaste de todo.
Alégrate, pues desprecias tu que
despreciaste este mundo perverso.
Alégrate, Pues sólo deseaste poseer la
vida eterna.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio IV
Mientras te preparabas para la iluminación
como discípulo de Cristo mediante la triple inmersión por medio de ofrendas,
oraciones y ayunos, fuiste agregado al rebaño del divino Pastor, siendo
bautizado por San Hilario en la fiesta de la pascua mientras los fieles
cantaban: ¡Aleluya!
Icos IV
Siendo requerido por el emperador para
unirte al ejército que habías abandonado y no queriendo ser considerado un
cobarde por temor a la batalla, aceptaste ir al combate sin tus armas. Dios te
salvó de la muerte y nosotros lo glorificamos cantándote:
Alégrate, tú que rechazaste las tentaciones.
Alégrate, pues no quisiste atarte a nada
mundano.
Alégrate, tú que abandonaste los honores
de la milicia.
Alégrate, tú que no miraste atrás en medio
de la batalla.
Alégrate, tú que aceptaste ser nada según
los criterios del mundo.
Alégrate, tú que uniste a la milicia
celestial.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio V
Después de tu nacimiento en las aguas del
bautismo, te quedaste junto a Hilario, santo Obispo de Poitiers, que se
maravilló al contemplar tu alma pura, dando gracias a Dios al que cantó:
¡Aleluya!
Icos V
Bajo la guía de este Pastor impecable,
fuiste instruido en los divinos misterios. La semilla del Evangelio encontró en
ti una tierra fértil donde echó fuertes raíces para crecer hasta los cielos y
por ello te cantamos:
Alégrate, pues fuiste educado por un
Santo.
Alégrate, pues has conocido la fe de la
mano de un Apóstol.
Alégrate, pues estando en esta tierra,
vives en el cielo.
Alégrate, pues has recibido parte entre
los elegidos.
Alégrate, tú que escuchaste la Palabra
divina.
Alégrate, pues has hecho fructificar tus
talentos.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio VI
Por un sueño enviado por el Señor en
Panonia, dejaste a San Hilario prometiéndole continuar su misión. Fuiste a
llevar el Evangelio a los tuyos para que junto a ti cantasen a Dios: ¡Aleluya!
Icos VI
Cruzando distintas partes de Europa,
anunciando el Evangelio, convertiste a los gentiles. Llegando a tu casa,
llevaste a tu madre a Cristo y confiaste a tu padre a la misericordia de Dios.
Admirando tu fe te decimos:
Alégrate, tú que has anunciado el Reino de
los Cielos.
Alégrate, tú que le diste la Vida a tu
madre.
Alégrate, tú que la llevaste a la
salvación.
Alégrate, pues nos muestras el camino al
cielo.
Alégrate, pues iluminas a los perdidos.
Alégrate, tú que aniquilas las tinieblas.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio VII
Tomando el camino de regreso a la Galia,
tuviste noticia de que Hilario había sido desterrado por Cristo y decidiste
quedarte en Lombardía y construiste una ermita cerca de Milán donde cantaste a
Dios: ¡Aleluya!
Icos VII
El obispo de Milán, Auxencio, era un
fanático arriano que te hizo volver a los caminos. Fuiste con un sacerdote a la
isla de Gallinaria, donde serviste al Señor con tu ascetismo. Admirando tu
perseverancia, te decimos:
Alégrate, emulador de San Atanasio.
Alégrate, imitador de los solitarios.
Alégrate, alabanza de los Santos egipcios.
Alégrate, admirador de los cenobitas.
Alégrate, admirador de los cenobitas.
Alégrate, voz infalible de los ascetas.
Alégrate, padre de los monjes de la Galia.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio VIII
Imitando el ejemplo de San Atanasio,
estableciste tu retiro en la nueva Tebaida de Poitou de Ligugé y allí
cultivaste la virtud en el el jardín de tu alma. Deslumbrados por tu vida santa
te decimos:
Alégrate, luminosa oración ofrecida ante
Dios.
Alégrate, casta plegaria al Padre.
Alégrate, holocausto agradable al Hijo.
Alégrate, fervor ardiente del Espíritu
Santo.
Alégrate, maestro de la piedad sincera.
Alégrate, oratorio viviente del Padre
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio IX
movido por una continua oración, te
convertiste en apóstol de los caminos de la Galia. Por todas partes brillaba tu
santo ejemplo como un sol en el corazón del invierno mientras en el cielo resonaba:
¡Aleluya!
Icos IX
Por las santas oraciones que elevabas al
Médico de nuestras almas y cuerpos, obtuviste el don de curar todo tipo de
enfermedades derrotando incontables veces al maligno. Por ello con los ángeles
te alabamos diciendo:
Alégrate, tú que calmas la sed del
sediento.
Alégrate, tú que sacias al hambriento.
Alégrate, tú que liberas a los
endemoniados.
Alégrate, tú que abres los ojos de los
ciegos.
Alégrate, tú que llevas las cargas de los
desconsolados.
Alégrate, tú que concediste la absolución
a los pecadores.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio X
Te ofrecieron la sede de San Hilario, más
querías permanecer solo en compañía de los Santos y los ángeles junto a Cristo.
Arraigado en la oración como a la tierra, cantabas sin interrupción: ¡Aleluya!
Icos X
Durante tres años rechazaste el
episcopado, más fuiste sacado de Ligugé y con el pretexto de atender a un
enfermo, fuiste conducido a Tours donde fuiste aclamado por todo el pueblo no
pudiendo rechazar ser su pastor. Contemplando tu humildad te cantamos:
Alégrate, tú que huiste de todos los
honores.
Alégrate, tú que fuiste amado por el
pueblo.
Alégrate, tú que renunciaste a tu
voluntad.
Alégrate, apóstol del Señor.
Alégrate, tú que seguiste las huellas de
los Doce.
Alégrate, tú que dirigiste la nave de la
Iglesia.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio XI
Construiste un monasterio que se convirtió
en tu morada episcopal. Por tus oraciones, fue creado Marmoutier que se
convirtió en un refugio para los pobres de Cristo que asistidos por tu
misericordia cantaban: ¡Aleluya!
Icos XI
Glorificaste a los santos siervos de Dios
que te precedieron: al Santo Apóstol Gaciano, primer obispo de Tours, enviado
por el papa Fabiano junto a sus siete compañeros para evangelizar la Galia; al
Santo Mártir Mauricio y a la Legión Tebana, y cuyas reliquias venerabas; por
eso, en el cielo, cantan junto a nosotros:
Alégrate, tu que anduviste por el camino
recto de la fe.
Alégrate, pues viviste en la tierra como
si ya estuvieses en el cielo.
Alégrate, amigo del Esposo.
Alégrate, tú que estás ante Cristo.
Alégrate, intercesor nuestro.
Alégrate, gloria de la iglesia de las
Galias.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio XII
Montado en un burro como el Señor,
recorriste los caminos incansablemente buscando la oveja perdida, orando,
predicando, amonestando y sanando. Te contemplamos como un perfecto discípulo
de Cristo a quien cantamos: ¡Aleluya!
Icos XII
Ferviente intercesor nuestro ante la
gloria de Dios, devolviste la paz a tu tierra y después de haber lidiado en buena
batalla, devolviste tu alma pura al Creador, después de haber levantado por
doquier templos donde se canta:
Alégrate, tú que estás vivo en la tierra,
Alégrate, nuestro poderoso intercesor en
el cielo.
Alégrate, pues nos consuelas con tus
milagros.
Alégrate, tú que nos proteges del maligno.
Alégrate, tú que recoges nuestras
oraciones presentándolas a Dios.
Alégrate, tú que proteges la fe ortodoxa.
Alégrate, San Martín el Misericordioso,
Santo Jerarca de Tours.
Condaquio XIII
Apóstol de los galos e intercesor por la
Iglesia, dejando tu cuerpo, ascendiste a la asamblea de los Justos, más como
pastor no abandonaste a tu pueblo derramando abundantemente tus milagros sobre
los que cantan al Dios Uno en la Trinidad: ¡Aleluya! (3 veces)
Y el icos y el condaquio I
Santo Dios… Santísima Trinidad… Padre
nuestro…
Tropario, tono 4º
Por tus señales y milagros eres
célebre en toda la Galia y por la gracia eres luz para todo el mundo, oh
Martín, bienaventurado de Dios. La limosna y la compasión llenaron de esplendor
tu vida y tus enseñanzas y consejos son un tesoro que dispensas generosamente a
los que te honran.
S. ¡Santísima Madre
de Dios, sálvanos!
L. Más venerable que
los querubines e incomparablemente más gloriosa que los serafines; Tú, que
virginalmente has dado a luz al Verbo de Dios, a ti verdadera Madre de Dios, te
magnificamos.
S. Gloria a ti, oh
Cristo, Dios nuestro, esperanza nuestra, gloria a ti.
L. Amén. Gloria al
Padre… Ahora y siempre… Kirie eleison. (3 veces) Bendice, Padre Santo.
S. Que Cristo
nuestro verdadero Dios, por intercesión de su purísima Madre, de los santos,
célebres e ilustres Apóstoles, de los santos Mártires, gloriosos y
triunfadores, de nuestros santos Padres Teóforos, de los santos y justos
Ancestros de Dios, San Joaquín y Santa Ana, de San N. (Santo del día)
cuya memoria hoy celebramos, de San N. (Patrón de la iglesia) y
de todos los Santos, tenga piedad de nosotros y nos salve pues es bueno y
amante del hombre.
L. Amén.
Traducido del francés por el P. Hm. Nicolás (Vera)
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