martes, 16 de noviembre de 2021

ACATISTO A SAN MATEO APÓSTOL Y EVANGELISTA

 

 

Sacerdote: Bendito sea nuestro Dios ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

 

Si no hay sacerdote: Por las oraciones de nuestros Santos Padres, oh Señor Jesucristo, Dios nuestro, ten piedad de nosotros. Amén.

 

Gloria a ti, Dios Nuestro, Gloria a ti.

 

Rey Celestial, Consolador, Espíritu de la Verdad, que estás en todo lugar, y que lo llenas todo, Tesoro de bienes y Dador de la vida, ven y haz de nosotros tu morada, purifícanos de toda mancha, y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.

 

L. Santo Dios…, Gloria al Padre…, Santísima Trinidad..., Kirie eleison (3 veces), Gloria al Padre…, Padre nuestro… Porque tuyo es el reino…

 

En el día de la fiesta, se canta:

 

Tropario, tono 3º

 

Santo Apóstol Mateo, ruega a Dios misericordioso que conceda el perdón de los pecados a nuestras almas.

 

Condaquio I

 

Alabemos al discípulo del Señor y luz del universo, el apóstol Mateo, que convirtió a los paganos, por medio del Evangelio, de la adoración de los ídolos a la del Dios verdadero. Por ello le cantamos con alegría:

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Icos I

 

Oh Mateo, predicador del Señor, con el don que has recibido de Cristo, limpia las almas contaminadas con los malos pensamientos y palabras, para que una vez purificadas, puedan cantarte:

 

Alégrate, tú que, de publicano, te convertiste en Apóstol.

Alégrate, pues fuiste llamado al discipulado.

Alégrate, pues del Señor escuchaste: “Sígueme”.

Alégrate, pues dejándolo todo seguiste a Cristo.

Alégrate, pues Él te ha iluminado.

Alégrate, pues lo recibiste en tu casa.

Alégrate, pues por ti se mostró la misericordia a muchos pecadores.

Alégrate, pues seguiste al Señor junto a los Apóstoles.

Alégrate, tú que te has separado del mundo y has seguido a Cristo.

Alégrate, tú que has iluminado a las naciones.

Alégrate, pues tu Evangelio nos sacó de las tinieblas.

Alégrate, pues predicaste a Cristo hasta los confines del mundo.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio II

 

Oh alabadísimo Mateo, por la predicación del Evangelio, sacaste de las tinieblas del engaño a las naciones como prometiste al Señor que te llamó para ser pescador de hombres. Por eso cantamos a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos II

 

Recibiste la llama de fuego del Espíritu Santo y con ella quemaste el engaño, oh sapientísimo Mateo, y provocaste el santo temor en aquellos que escucharon tu palabra cuando predicaste la gloria del Todopoderoso. Alabamos el don recibido y te cantamos:

 

Alégrate, vasija que contiene el fuego del Espíritu Santo.

Alégrate, tú que fuiste hasta tierras lejanas.

Alégrate, pues iluminaste las naciones paganas con el Evangelio.

Alégrate, pues ardías con el fuego del Espíritu Santo.

Alégrate, pues después de predicar el Evangelio derramaste tu sangre por Cristo.

Alégrate, trompeta del Espíritu Santo.

Alégrate, siervo bendito del Verbo.

Alégrate, tesorero de las divinas verdades.

Alégrate, fuente de piadosas costumbres.

Alégrate, manantial del que fluyen las aguas del conocimiento de Dios.

Alégrate, pues tu anuncio divino se ha difundido por toda la tierra.

Alégrate, luminaria de la iglesia de Cristo.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio III

 

Oh Apóstol Mateo, corriste sediento a la llamada del Señor y diligentemente te entregaste a la obediencia de su enseñanza predicando al Dios verdadero al que cantamos: ¡Aleluya!

 

Icos III

 

Seguiste diligentemente a Cristo que te llamó a su discipulado celestial, renunciando de inmediato a toda ocupación terrenal y por el Reino de los Cielos te apartaste de las cosas mundanas y de la vanagloria, convirtiéndote de publicano en evangelista. Por ello, llenos de júbilo, te decimos:

 

Alégrate, ferviente intercesor nuestro.

Alégrate, guardián de la salvación.

Alégrate, tú que loaste a la Madre de Dios.

Alégrate, pues moras junto a los ángeles en el cielo.

Alégrate, protector nuestro.

Alégrate, guardián de los misterios de Cristo.

Alégrate, predicador del Evangelio.

Alégrate, intercesor nuestro ante Dios.

Alégrate, tú que anunciaste la fe salvadora.

Alégrate, luminaria del conocimiento celestial.

Alégrate, maestro de la fe verdadera.

Alégrate, morada de nuestro Salvador.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio IV

 

Con la trompeta de tus palabras evangélicas llevaste a los hombres al conocimiento de Dios, oh Apóstol Mateo, y alejaste de la tierra las tinieblas del engaño guiando con un mismo pensamiento a los creyentes. Por eso honramos tu santo recuerdo cantando a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos IV

 

Con el anuncio del Evangelio, has transformado los templos idólatras en iglesias de Dios, oh Apóstol Mateo, y en ellas has santificado a los hombres mediante el bautismo, renovándolos por el agua y el Espíritu. Por eso te cantamos:

 

Alégrate, tú que has crucificado las cosas de este mundo y en ti vive Cristo.

Alégrate, pues por ti las tinieblas del paganismo se han disipado.

Alégrate, tú que has iluminado al mundo.

Alégrate, tú que estás junto a Dios.

Alégrate, pues por tu predicación trajiste a los hombres al pueblo de Dios.

Alégrate, tú que escuchas a los que te invocan con fe.

Alégrate, pues has sido armado con la lengua de fuego del Espíritu Santo.

Alégrate, pues Él te iluminó para escribir el Evangelio.

Alégrate, pues has participado de sus infinitas riquezas.

Alégrate, tú que nos has enseñado a adorar a la Santísima Trinidad.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio V

 

Oh alabadísimo Mateo, de lo más profundo de la maldad, como un águila volaste a lo más alto. siguiendo a Cristo, el que cubrió los cielos con su bondad y llenó la tierra con su sabiduría; junto a Él has proclamado la paz vida y resurrección a los que se han inclinado con fe ante los mandamientos divinos y que cantan contigo a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos V

 

Oh Mateo, Evangelista de Cristo, que has iluminado toda la creación, sapientísimo y Apóstol de Cristo, heraldo de sus enseñanzas divinas, los creyentes llenos de amor, te decimos:

 

Alégrate, tú que has difundido la fe.

Alégrate, pues por ti se hunde la mentira.

Alégrate, guardián del Evangelio de Cristo.

Alégrate, primer escritor del Evangelio divino.

Alégrate, pues nos descubres los misterios celestiales.

Alégrate, estrella resplandeciente de la Iglesia.

Alégrate, vencedor de las creencias paganas.

Alégrate, ornamento de las iglesias.

Alégrate, dulce discípulo de Cristo.

Alégrate, pues tu Evangelio cura nuestras almas.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio VI

 

Al escuchar la voz del Verbo encarnado, has abandonado por completo la confusión de las cosas terrenales y te has mostrado como un icono de la gracia y un predicador del Dios verdadero, oh bienaventurado Apóstol Mateo. Por ello, junto a todas las huestes celestiales cantamos a Dios: ¡Aleluya!


Icos VI

 

Al renunciar a las ganancias ilegales de publicano y tomar la cruz, seguiste a Cristo, el que te llamó, oh bienaventurado Mateo. Por esto has recibido las infinitas riquezas de la gracia, que derramas abundantemente sobre los que te alaban con amor diciendo:

 

Alégrate, tú que nos muestras la Encarnación divina.

Alégrate, tú que pusiste por escrito la Palabra de Dios para bien de nuestras almas.

Alégrate, santo dispensador de los tesoros celestiales.

Alégrate, enseñanza para los que buscan la divina Sabiduría.

Alégrate, pilar que nos sostiene.

Alégrate, columna inquebrantable de la Iglesia de Dios.

Alégrate, tú que muestras la salvación a los fieles.

Alégrate, maestro de las verdades divinas.

Alégrate, vidente del Verbo encanado.

Alégrate, heraldo de la vida eterna.

Alégrate, predicador de la gracia a los que estaban bajo la ley.

Alégrate, vocero del Espíritu Santo.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio VII

 

Abandonando el oro y amando a Cristo, oh Santo Apóstol Mateo, iluminaste hasta los confines de la tierra; de publicano te mostraste como Apóstol, discípulo y predicador de la fe, cantando a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos VII

 

Oh Dios, por tu Verbo hipostático, has enseñando a tu discípulo que ha anunciado la sabiduría divina de tu Evangelio, enseñándonos a todos a alabarte. por esto cantamos con alegría:

 

Alégrate, boca elocuente de Dios.

Alégrate, heraldo de los misterios divinos.

Alégrate, por quien Cristo salva nuestras almas.

Alégrate, lengua divina que incesantemente nos habla de lo divino.

Alégrate, voz del Paráclito.

Alégrate, quebranto de la falsa sabiduría.

Alégrate, tú que descubres la falsedad de los paganos.

Alégrate, dulce guardián de la Verdad.

Alégrate, aquél por quien el Espíritu Santo nos ilumina.

Alégrate, pues a ti se te encomendó poner por escrito las palabras de Cristo.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

Condaquio VIII

 

Con el don que te ha dado Dios, oh Mateo, el vidente de Dios, ahuyentas con tu palabra a los demonios, se curan las enfermedades, y las pasiones del alma son ahuyentadas; por ello cantamos a Dios: ¡Aleluya!

 

Icos VIII

 

Al renunciar al yugo de las costumbres, oh Apóstol Mateo, te has sometido al yugo de la justicia y te has mostrado como un hábil comerciante, recogiendo las riquezas de la sabiduría celestial; has predicado la Palabra de verdad a todos y por ello los cristianos te cantan:

 

Alégrate, luz que disipa las tinieblas del paganismo.

Alégrate, camino de los perdidos.

Alégrate, predicador de Cristo.

Alégrate, pues participaste de la pasión de Cristo.

Alégrate, obrero maravilloso del Señor.

Alégrate, tú que contemplaste el misterio de Dios.

Alégrate, luz que ilumina las almas.

Alégrate, economía de la belleza primigenia.

Alégrate, tú que nos mostraste la genealogía en la carne del Verbo divino.

Alégrate, tú que nos mostraste su divina encarnación y natividad.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!


Condaquio IX

 

Con celo ardiente, los Santos Apóstoles cumplieron el mandamiento divino de predicar el Evangelio y así fuiste a Myrmenia en tierra de los salvajes devoradores de hombres y a todos les enseñaste a cantar: ¡Aleluya!

 

Icos IX

 

El mismo Cristo se te apareció como un joven, dándote la paz y te dio una vara para que, bajando del monte la plantaras en la puerta de la Iglesia que habías construido y así mostrar sus milagros. Por tu obediencia te elevamos nuestras alabanzas:

 

Alégrate, fuego ardiente que nos muestras la palabra del Evangelio.

Alégrate, pues proclamaste el Evangelio en tierras ignotas.

Alégrate, pues Dios te envió a la ciudad e Myrmenia.

Alégrate, pues fuiste digno de divinas visiones.

Alégrate, pues libraste a la reina de un terrible demonio.

Alégrate, tú que reprendiste a los espíritus inmundos.

Alégrate, tú que los sacaste del hijo y la esposa del gobernador.

Alégrate, tú que siguiendo el mandamiento divino plantaste la vara en la ciudad.

Alégrate, pues la vara floreció convirtiéndose en un árbol frondoso de exquisitos frutos.

Alégrate, tú que has obrado grandes milagros con el poder de Cristo.

Alégrate, pues el gobernador pagano te sometió a muchos tormentos.

Alégrate, tú que en el fuego diste tu vida por Cristo.

Alégrate, pues por los milagros que obraron tus reliquias, el rey abrazó la fe de Cristo.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio X

 

Oh Santo Apóstol Mateo, ¿Quién fue el maestro que te enseño a decir estas cosas? ¿Quién iluminó tu alma para ver el rayo de la gloria inaccesible que hizo brillar la luz de la Verdad en nuestros corazones, sino Cristo nuestro Dios? Por ello cantamos: ¡Aleluya!

 

Icos X

 

Toda alma se llena de temor pues has trompeteado por toda la tierra, anunciando a Cristo como vidente de las cosas celestiales y honrado por Él como Evangelista entre los doce Apóstoles; por eso te cantamos:

 

Alégrate, tú que presentas nuestras oraciones ante Dios.

Alégrate, pues por tus santas oraciones el Señor tiene misericordia de nosotros.

Alégrate, pues con tu ayuda el tirano es apartado de nosotros.

Alégrate, pues destierras de nosotros las enfermedades del cuerpo y el alma.

Alégrate, rayo resplandeciente del Espíritu Santo.

Alégrate, consuelo de los afligidos.

Alégrate, salud de los enfermos.

Alégrate, tú que viajas con los que viajan.

Alégrate, ayuda de los que te llaman cuando vuelan por los aires.

Alégrate, tu que alimentas a los hambrientos de buenas obras.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio XI

 

Con voluntad inquebrantable, oh San Mateo, has presentado al Dios Trino a los hombres que vivían en medio de las tinieblasy ahora le cantan: ¡Aleluya!

 

Icos XI

 

Alégrate, candelero que resplandece con rayos de oro.

Alégrate, ayuda de los afligidos en la angustia.

Alégrate, tú que eres terrible azote de los demonios.

Alégrate, luz del mundo.

Alégrate, belleza preiluminada de la Iglesia Ortodoxa.

Alégrate, adorno precioso de los apóstoles;

Alégrate, gran lumbrera de los mártires.

Alégrate, alegría resplandeciente de los piadosos.

Alégrate, feliz bendición de todos los santos.

Alégrate, oración, mediador y abogado de todos los ortodoxos.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio XII

 

Oh gran Apóstol Mateo, los gentiles te agradecen que por la Palabra del Evangelio que recibiste y que pusiste por escrito, nos levantaste de la tierra al cielo, librándonos del servicio del enemigo que nos aleja del conocimiento del Dios verdadero. Por ello te damos gracias cantando.

 

Alégrate, dulzura de los creyentes justos.

Alégrate, tú que expulsas las herejías.

Alégrate, arma invencible de los fieles.

Alégrate, firme columna de la Iglesia.

Alégrate, tú que nos riegas con el agua viva del Evangelio.

Alégrate, luz del mundo.

Alégrate, tú que nos libras de todo tipo de necesidades.

Alégrate, tú que desbaratas las intrigas de los envidiosos.

Alégrate, tú que nos salvas de la astucia del enemigo.

Alégrate, tú que nos enseñas a adorar a la Santísima Trinidad.

Alégrate, pues por ti las naciones entran en la Iglesia de Jesucristo.

Alégrate, pues nos enseñas al final de nuestra vida a ser salvos mediante el arrepentimiento.

 

¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!

 

Condaquio XIII

 

Oh santo y glorioso Apóstol Mateo, con lágrimas corremos buscando tu intercesión, para que, por tus oraciones ante Dios, nos veamos libres de los tormentos eternos, seamos dignos de la luz del cielo y podamos cantar eternamente contigo a Dios: ¡Aleluya, aleluya, aleluya!

 

Y el icos y el condaquio I

 

Santo Dios… Santísima Trinidad… Padre nuestro…

 

Tropario, tono 3º

 

Santo Apóstol Mateo, ruega a Dios misericordioso que conceda el perdón de los pecados a nuestras almas.

Letanía

 

S. Ten piedad de nosotros, oh Señor, según tu gran misericordia te suplicamos que nos escuches y tengas piedad.

 

C. Kirie eleison (3 veces)

 

S. También te pedimos por todos los cristianos piadosos y ortodoxos.

 

S. De nuevo rogamos por nuestro padre y obispo N. y por todos nuestros hermanos en Cristo.

 

S. También rogamos por la misericordia, vida, paz, salud, salvación, visitación, perdón y remisión de los pecados de los siervos de Dios, N. (Aquí se insertan los nombres de los fieles por los cuales se ruega) por los que te elevamos esta súplica.

 

S. Porque eres un Dios de misericordia y a ti te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

 

C. Amén.

 

S. ¡Santísima Madre de Dios, sálvanos!

 

L. Más venerable que los querubines e incomparablemente más gloriosa que los serafines; Tú, que virginalmente has dado a luz al Verbo de Dios, a ti verdadera Madre de Dios, te magnificamos.

 

S. Gloria a ti, oh Cristo, Dios nuestro, esperanza nuestra, gloria a ti.

 

L. Amén. Gloria al Padre… Ahora y siempre… Kirie eleison. (3 veces) Bendice, Padre Santo.

 

S. Que Cristo nuestro verdadero Dios, por intercesión de su purísima Madre, de los santos, célebres e ilustres Apóstoles, de los santos Mártires, gloriosos y triunfadores, de nuestros santos Padres Teóforos, de los santos y justos Ancestros de Dios, San Joaquín y Santa Ana, de San N. (Santo del día) cuya memoria hoy celebramos, de San N. (Patrón de la iglesia) y de todos los Santos, tenga piedad de nosotros y nos salve pues es bueno y amante el hombre. Amén.


Traducido del rumano por el P. Hm. Nicolás (Vera)

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