Sacerdote: Bendito sea
nuestro Dios ahora y siempre y por los siglos de los siglos.
Si no hay
sacerdote: Por
las oraciones de nuestros Santos Padres, oh Señor Jesucristo, Dios nuestro, ten
piedad de nosotros. Amén.
Gloria a ti, Dios Nuestro, Gloria a
ti.
Rey Celestial, Consolador, Espíritu
de la Verdad, que estás en todo lugar, y que lo llenas todo, Tesoro de bienes y
Dador de la vida, ven y haz de nosotros tu morada, purifícanos de toda mancha,
y salva, Tú que eres bueno, nuestras almas.
L. Santo Dios…,
Gloria al Padre…, Santísima Trinidad..., Kirie eleison (3 veces), Gloria
al Padre…, Padre nuestro… Porque tuyo es el reino…
En el día de la
fiesta, se canta:
Santo
Apóstol Mateo, ruega a Dios misericordioso que conceda el perdón de los pecados
a nuestras almas.
Condaquio I
Alabemos al discípulo del Señor y luz del
universo, el apóstol Mateo, que convirtió a los paganos, por medio del
Evangelio, de la adoración de los ídolos a la del Dios verdadero. Por ello le
cantamos con alegría:
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista Mateo!
Icos I
Oh Mateo, predicador del Señor, con el don
que has recibido de Cristo, limpia las almas contaminadas con los malos
pensamientos y palabras, para que una vez purificadas, puedan cantarte:
Alégrate, tú que, de publicano, te
convertiste en Apóstol.
Alégrate, pues fuiste llamado al
discipulado.
Alégrate, pues del Señor escuchaste:
“Sígueme”.
Alégrate, pues dejándolo todo seguiste a
Cristo.
Alégrate, pues Él te ha iluminado.
Alégrate, pues lo recibiste en tu casa.
Alégrate, pues por ti se mostró la
misericordia a muchos pecadores.
Alégrate, pues seguiste al Señor junto a
los Apóstoles.
Alégrate, tú que te has separado del mundo
y has seguido a Cristo.
Alégrate, tú que has iluminado a las
naciones.
Alégrate, pues tu Evangelio nos sacó de
las tinieblas.
Alégrate, pues predicaste a Cristo hasta
los confines del mundo.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio II
Oh alabadísimo Mateo, por la predicación
del Evangelio, sacaste de las tinieblas del engaño a las naciones como
prometiste al Señor que te llamó para ser pescador de hombres. Por eso cantamos
a Dios: ¡Aleluya!
Icos II
Recibiste la llama de fuego del Espíritu
Santo y con ella quemaste el engaño, oh sapientísimo Mateo, y provocaste el
santo temor en aquellos que escucharon tu palabra cuando predicaste la gloria
del Todopoderoso. Alabamos el don recibido y te cantamos:
Alégrate, vasija que contiene el fuego del
Espíritu Santo.
Alégrate, tú que fuiste hasta tierras
lejanas.
Alégrate, pues iluminaste las naciones
paganas con el Evangelio.
Alégrate, pues ardías con el fuego del
Espíritu Santo.
Alégrate, pues después de predicar el
Evangelio derramaste tu sangre por Cristo.
Alégrate, trompeta del Espíritu Santo.
Alégrate, siervo bendito del Verbo.
Alégrate, tesorero de las divinas
verdades.
Alégrate, fuente de piadosas costumbres.
Alégrate, manantial del que fluyen las
aguas del conocimiento de Dios.
Alégrate, pues tu anuncio divino se ha
difundido por toda la tierra.
Alégrate, luminaria de la iglesia de
Cristo.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio III
Oh Apóstol Mateo, corriste sediento a la
llamada del Señor y diligentemente te entregaste a la obediencia de su
enseñanza predicando al Dios verdadero al que cantamos: ¡Aleluya!
Icos III
Seguiste diligentemente a Cristo que te
llamó a su discipulado celestial, renunciando de inmediato a toda ocupación
terrenal y por el Reino de los Cielos te apartaste de las cosas mundanas y de
la vanagloria, convirtiéndote de publicano en evangelista. Por ello, llenos de
júbilo, te decimos:
Alégrate, ferviente intercesor nuestro.
Alégrate, guardián de la salvación.
Alégrate, tú que loaste a la Madre de
Dios.
Alégrate, pues moras junto a los ángeles
en el cielo.
Alégrate, protector nuestro.
Alégrate, guardián de los misterios de
Cristo.
Alégrate, predicador del Evangelio.
Alégrate, intercesor nuestro ante Dios.
Alégrate, tú que anunciaste la fe
salvadora.
Alégrate, luminaria del conocimiento
celestial.
Alégrate, maestro de la fe verdadera.
Alégrate, morada de nuestro Salvador.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio IV
Con la trompeta de tus palabras
evangélicas llevaste a los hombres al conocimiento de Dios, oh Apóstol Mateo, y
alejaste de la tierra las tinieblas del engaño guiando con un mismo pensamiento
a los creyentes. Por eso honramos tu santo recuerdo cantando a Dios: ¡Aleluya!
Icos IV
Con el anuncio del Evangelio, has
transformado los templos idólatras en iglesias de Dios, oh Apóstol Mateo, y en
ellas has santificado a los hombres mediante el bautismo, renovándolos por el
agua y el Espíritu. Por eso te cantamos:
Alégrate, tú que has crucificado las cosas
de este mundo y en ti vive Cristo.
Alégrate, pues por ti las tinieblas del
paganismo se han disipado.
Alégrate, tú que has iluminado al mundo.
Alégrate, tú que estás junto a Dios.
Alégrate, pues por tu predicación trajiste
a los hombres al pueblo de Dios.
Alégrate, tú que escuchas a los que te
invocan con fe.
Alégrate, pues has sido armado con la
lengua de fuego del Espíritu Santo.
Alégrate, pues Él te iluminó para escribir
el Evangelio.
Alégrate, pues has participado de sus
infinitas riquezas.
Alégrate, tú que nos has enseñado a adorar
a la Santísima Trinidad.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio V
Oh alabadísimo Mateo, de lo más profundo
de la maldad, como un águila volaste a lo más alto. siguiendo a Cristo, el que
cubrió los cielos con su bondad y llenó la tierra con su sabiduría; junto a Él
has proclamado la paz vida y resurrección a los que se han inclinado con fe
ante los mandamientos divinos y que cantan contigo a Dios: ¡Aleluya!
Icos V
Oh Mateo, Evangelista de Cristo, que has
iluminado toda la creación, sapientísimo y Apóstol de Cristo, heraldo de sus
enseñanzas divinas, los creyentes llenos de amor, te decimos:
Alégrate, tú que has difundido la fe.
Alégrate, pues por ti se hunde la mentira.
Alégrate, guardián del Evangelio de
Cristo.
Alégrate, primer escritor del Evangelio
divino.
Alégrate, pues nos descubres los misterios
celestiales.
Alégrate, estrella resplandeciente de la
Iglesia.
Alégrate, vencedor de las creencias
paganas.
Alégrate, ornamento de las iglesias.
Alégrate, dulce discípulo de Cristo.
Alégrate, pues tu Evangelio cura nuestras
almas.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio VI
Al escuchar la voz del Verbo encarnado,
has abandonado por completo la confusión de las cosas terrenales y te has
mostrado como un icono de la gracia y un predicador del Dios verdadero, oh
bienaventurado Apóstol Mateo. Por ello, junto a todas las huestes celestiales
cantamos a Dios: ¡Aleluya!
Icos VI
Al renunciar a las ganancias ilegales de
publicano y tomar la cruz, seguiste a Cristo, el que te llamó, oh
bienaventurado Mateo. Por esto has recibido las infinitas riquezas de la
gracia, que derramas abundantemente sobre los que te alaban con amor diciendo:
Alégrate, tú que nos muestras la
Encarnación divina.
Alégrate, tú que pusiste por escrito la Palabra
de Dios para bien de nuestras almas.
Alégrate, santo dispensador de los tesoros
celestiales.
Alégrate, enseñanza para los que buscan la
divina Sabiduría.
Alégrate, pilar que nos sostiene.
Alégrate, columna inquebrantable de la
Iglesia de Dios.
Alégrate, tú que muestras la salvación a
los fieles.
Alégrate, maestro de las verdades divinas.
Alégrate, vidente del Verbo encanado.
Alégrate, heraldo de la vida eterna.
Alégrate, predicador de la gracia a los
que estaban bajo la ley.
Alégrate, vocero del Espíritu Santo.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio VII
Abandonando el oro y amando a Cristo, oh
Santo Apóstol Mateo, iluminaste hasta los confines de la tierra; de publicano
te mostraste como Apóstol, discípulo y predicador de la fe, cantando a Dios:
¡Aleluya!
Icos VII
Oh Dios, por tu Verbo hipostático, has
enseñando a tu discípulo que ha anunciado la sabiduría divina de tu Evangelio,
enseñándonos a todos a alabarte. por esto cantamos con alegría:
Alégrate, boca elocuente de Dios.
Alégrate, heraldo de los misterios
divinos.
Alégrate, por quien Cristo salva nuestras
almas.
Alégrate, lengua divina que incesantemente
nos habla de lo divino.
Alégrate, voz del Paráclito.
Alégrate, quebranto de la falsa sabiduría.
Alégrate, tú que descubres la falsedad de
los paganos.
Alégrate, dulce guardián de la Verdad.
Alégrate, aquél por quien el Espíritu
Santo nos ilumina.
Alégrate, pues a ti se te encomendó poner
por escrito las palabras de Cristo.
¡Alégrate, Santo
Apóstol y Evangelista Mateo!
Condaquio VIII
Con el don que te ha dado Dios, oh Mateo,
el vidente de Dios, ahuyentas con tu palabra a los demonios, se curan las
enfermedades, y las pasiones del alma son ahuyentadas; por ello cantamos a
Dios: ¡Aleluya!
Icos VIII
Al renunciar al yugo de las costumbres, oh
Apóstol Mateo, te has sometido al yugo de la justicia y te has mostrado como un
hábil comerciante, recogiendo las riquezas de la sabiduría celestial; has
predicado la Palabra de verdad a todos y por ello los cristianos te cantan:
Alégrate, luz que disipa las tinieblas del
paganismo.
Alégrate, camino de los perdidos.
Alégrate, predicador de Cristo.
Alégrate, pues participaste de la pasión
de Cristo.
Alégrate, obrero maravilloso del Señor.
Alégrate, tú que contemplaste el misterio
de Dios.
Alégrate, luz que ilumina las almas.
Alégrate, economía de la belleza
primigenia.
Alégrate, tú que nos mostraste la
genealogía en la carne del Verbo divino.
Alégrate, tú que nos mostraste su divina
encarnación y natividad.
¡Alégrate, Santo
Apóstol y Evangelista Mateo!
Condaquio IX
Con celo ardiente, los Santos Apóstoles
cumplieron el mandamiento divino de predicar el Evangelio y así fuiste a Myrmenia
en tierra de los salvajes devoradores de hombres y a todos les enseñaste a
cantar: ¡Aleluya!
Icos IX
El mismo Cristo se te apareció como un
joven, dándote la paz y te dio una vara para que, bajando del monte la
plantaras en la puerta de la Iglesia que habías construido y así mostrar sus
milagros. Por tu obediencia te elevamos nuestras alabanzas:
Alégrate, fuego ardiente que nos muestras
la palabra del Evangelio.
Alégrate, pues proclamaste el Evangelio en
tierras ignotas.
Alégrate, pues Dios te envió a la ciudad e
Myrmenia.
Alégrate, pues fuiste digno de divinas
visiones.
Alégrate, pues libraste a la reina de un
terrible demonio.
Alégrate, tú que reprendiste a los
espíritus inmundos.
Alégrate, tú que los sacaste del hijo y la
esposa del gobernador.
Alégrate, tú que siguiendo el mandamiento
divino plantaste la vara en la ciudad.
Alégrate, pues la vara floreció
convirtiéndose en un árbol frondoso de exquisitos frutos.
Alégrate, tú que has obrado grandes
milagros con el poder de Cristo.
Alégrate, pues el gobernador pagano te
sometió a muchos tormentos.
Alégrate, tú que en el fuego diste tu vida
por Cristo.
Alégrate, pues por los milagros que
obraron tus reliquias, el rey abrazó la fe de Cristo.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio X
Oh Santo Apóstol Mateo, ¿Quién fue el
maestro que te enseño a decir estas cosas? ¿Quién iluminó tu alma para ver el
rayo de la gloria inaccesible que hizo brillar la luz de la Verdad en nuestros
corazones, sino Cristo nuestro Dios? Por ello cantamos: ¡Aleluya!
Icos X
Toda alma se llena de temor pues has
trompeteado por toda la tierra, anunciando a Cristo como vidente de las cosas
celestiales y honrado por Él como Evangelista entre los doce Apóstoles; por eso
te cantamos:
Alégrate, tú que presentas nuestras
oraciones ante Dios.
Alégrate, pues por tus santas oraciones el
Señor tiene misericordia de nosotros.
Alégrate, pues con tu ayuda el tirano es
apartado de nosotros.
Alégrate, pues destierras de nosotros las
enfermedades del cuerpo y el alma.
Alégrate, rayo resplandeciente del
Espíritu Santo.
Alégrate, consuelo de los afligidos.
Alégrate, salud de los enfermos.
Alégrate, tú que viajas con los que
viajan.
Alégrate, ayuda de los que te llaman
cuando vuelan por los aires.
Alégrate, tu que alimentas a los
hambrientos de buenas obras.
¡Alégrate, Santo
Apóstol y Evangelista Mateo!
Condaquio XI
Con voluntad inquebrantable, oh San Mateo,
has presentado al Dios Trino a los hombres que vivían en medio de las
tinieblasy ahora le cantan: ¡Aleluya!
Icos XI
Alégrate, candelero que resplandece con
rayos de oro.
Alégrate, ayuda de los afligidos en la
angustia.
Alégrate, tú que eres terrible azote de
los demonios.
Alégrate, luz del mundo.
Alégrate, belleza preiluminada de la
Iglesia Ortodoxa.
Alégrate, adorno precioso de los
apóstoles;
Alégrate, gran lumbrera de los mártires.
Alégrate, alegría resplandeciente de los
piadosos.
Alégrate, feliz bendición de todos los
santos.
Alégrate, oración, mediador y abogado de
todos los ortodoxos.
¡Alégrate, Santo
Apóstol y Evangelista Mateo!
Condaquio XII
Oh gran Apóstol Mateo, los gentiles te
agradecen que por la Palabra del Evangelio que recibiste y que pusiste por
escrito, nos levantaste de la tierra al cielo, librándonos del servicio del
enemigo que nos aleja del conocimiento del Dios verdadero. Por ello te damos
gracias cantando.
Alégrate, dulzura de los creyentes justos.
Alégrate, tú que expulsas las herejías.
Alégrate, arma invencible de los fieles.
Alégrate, firme columna de la Iglesia.
Alégrate, tú que nos riegas con el agua
viva del Evangelio.
Alégrate, luz del mundo.
Alégrate, tú que nos libras de todo tipo
de necesidades.
Alégrate, tú que desbaratas las intrigas
de los envidiosos.
Alégrate, tú que nos salvas de la astucia
del enemigo.
Alégrate, tú que nos enseñas a adorar a la
Santísima Trinidad.
Alégrate, pues por ti las naciones entran
en la Iglesia de Jesucristo.
Alégrate, pues nos enseñas al final de
nuestra vida a ser salvos mediante el arrepentimiento.
¡Alégrate, Santo Apóstol y Evangelista
Mateo!
Condaquio XIII
Oh santo y glorioso Apóstol Mateo, con
lágrimas corremos buscando tu intercesión, para que, por tus oraciones ante
Dios, nos veamos libres de los tormentos eternos, seamos dignos de la luz del
cielo y podamos cantar eternamente contigo a Dios: ¡Aleluya, aleluya, aleluya!
Y el icos y el condaquio I
Santo Dios… Santísima Trinidad… Padre
nuestro…
Tropario, tono 3º
Santo Apóstol Mateo, ruega a Dios
misericordioso que conceda el perdón de los pecados a nuestras almas.
Letanía
S. Ten piedad de
nosotros, oh Señor, según tu gran misericordia te suplicamos que nos escuches y
tengas piedad.
C. Kirie eleison (3
veces)
S. También te
pedimos por todos los cristianos piadosos y ortodoxos.
S. De nuevo rogamos por nuestro padre y
obispo N. y por todos nuestros hermanos en Cristo.
S. También rogamos
por la misericordia, vida, paz, salud, salvación, visitación, perdón y remisión
de los pecados de los siervos de Dios, N. (Aquí se insertan los
nombres de los fieles por los cuales se ruega) por los que te elevamos esta
súplica.
S. Porque eres un
Dios de misericordia y a ti te glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo,
ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.
C. Amén.
S. ¡Santísima Madre
de Dios, sálvanos!
L. Más venerable que
los querubines e incomparablemente más gloriosa que los serafines; Tú, que
virginalmente has dado a luz al Verbo de Dios, a ti verdadera Madre de Dios, te
magnificamos.
S. Gloria a ti, oh
Cristo, Dios nuestro, esperanza nuestra, gloria a ti.
L. Amén. Gloria al
Padre… Ahora y siempre… Kirie eleison. (3 veces) Bendice, Padre Santo.
S. Que Cristo nuestro verdadero Dios, por intercesión de su purísima Madre, de los santos, célebres e ilustres Apóstoles, de los santos Mártires, gloriosos y triunfadores, de nuestros santos Padres Teóforos, de los santos y justos Ancestros de Dios, San Joaquín y Santa Ana, de San N. (Santo del día) cuya memoria hoy celebramos, de San N. (Patrón de la iglesia) y de todos los Santos, tenga piedad de nosotros y nos salve pues es bueno y amante el hombre. Amén.
Traducido del rumano por el P. Hm. Nicolás (Vera)
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